Toccata y fuga en re menor.

Hoy sábado, aunque es un día de luto por un motivo que aquí no vamos a citar, porque no es el lugar más indicado, nos toca hablar de música clásica. Bien es verdad que la gente engloba la música clásica como todo tipo de música que no lleva instrumentos eléctricos, tales como guitarras eléctricas, bajos eléctricos o sintetizadores, y que no llevan voz. Hay mucho que decir sobre eso,ya que la evolución de la música clásica ha pasado por diferentes fases hasta llegar a tener voz, y no tiene instrumentos eléctricos porque en aquella época no existían, simplemente. Hoy, precisamente hoy, no podemos calificar la obra que recomendamos como “música clásica”, si hablamos con propiedad, porque su autor, por cronología, además de por estilo musical, no corresponde al movimiento clásico, al clasicismo, sino al movimiento Barroco.

Se trata de Johann Sebastian Bach, uno de los mejores compositores de todos los tiempos y el rey del Barroco. El compositor, más bien genio que compositor por el arte de sus obras, nació en 1685 y murió en 1750. La fecha de su muerte es la fecha de fin del movimiento artístico al que perteneció, tal fue su influencia. La obra de Bach, sin meternos en gran profundidad dentro de la materia, se caracteriza, entre otras muchas técnicas, por la presencia del llamado “bajo continuo”. Éste era un sonido de bajo que llevaba un instrumento grave o un clavicémbalo, y que servía para llevar un ritmo constante. Es, quizá, la característica que más se asemeja a la música actual, pues todos los grupos de hoy en día, si no tienen un bajo eléctrico que lleve el ritmo, tienen una batería, y generalmente tienen los dos instrumentos. Por eso, la música barroca es la más parecida a la música actual, claro que con una diferencia notable: el arte de los compositores barrocos no lo tienen los compositores actuales, es un hecho, y es así, nos guste o no –que el que escribe este artículo es también compositor–. También se caracteriza Johann Sebastian Bach por su arte con el contrapunto, esto es, la manera de escribir varias voces, que no necesariamente han de seguir un orden armónico, pero que suenan perfectamente, y lo más ingenioso, cada una por su lado. Por eso son tan características las fugas de Bach, en las que una voz canta una melodía e inmediatamente esa melodía es imitada a continuación por una segunda voz, mientras que la primera sigue su curso, y a su vez, esta segunda voz es imitada por una tercera, o una cuarta, o una quinta, etc.

La obra que vamos a ver y oír hoy, compuesta exclusivamente para órgano –hoy dejamos de lado el piano–, consta de dos partes. La primera es una Toccata, que es una composición para instrumento, generalmente de teclado, y que al principio siempre fue improvisada, pero ésta fue compuesta y suena tal como está escrita en el pentagrama. La segunda parte, que es la importante de la obra, es la gran Fuga en re menor, a cuatro voces, cuyo tema principal está hecho exclusivamente de semicorcheas, lo que da una sensación bastante fuerte al escuchar las voces entremezclándose.

Podrán ver cómo el intérprete cambia de teclado dentro del órgano, que tiene cuatro teclados y una pedalera debajo, y podrán ver las vistas de la basílica en la que está instalado el instrumento, de proporciones enormes. Y además, podrán escuchar la gran interpretación de Karl Richter. Es una de las mejores interpretaciones que he visto en internet. Espero que la disfruten tanto como yo.

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