Doy la bienvenida a los seguidores de la música clásica recomendada en nuestro blog de música una semana más. Hoy voy a hablarles de un compositor muy, pero que muy especial de su época, que ha influido en mucho de lo que vino después, incluso en uno de los grandes genios de la música –Beethoven–. Hablo del gran compositor Haydn (1732 – 1809), el maestro del clasicismo y de la perfección. No recuerdo haber hablado, desde que comenzó esta sección hace ya mucho tiempo, de este compositor, porque mis gustos por la música clásica nunca han estado demasiado desviados hacia Haydn, siempre han estado más ligados a Mozart o al período clásico de Beethoven, pero ya era hora, esta tarde, de hablar del gran Haydn, que aunque no lo he nombrado mucho, hay bastantes cosas que decir sobre él.
Vamos a escuchar este fin de semana una obra que me ha parecido desde que la he escuchado, no hace mucho –hará unas tres semanas, más o menos–, por primera vez una verdadera maravilla. Se trata de una de las últimas sinfonías que compuso, de esas en las que la perfección ya era, valgan las redundancias, más que perfecta. Me refiero a la Sinfonía nº 92 en sol mayor, Oxford. Esta sinfonía, como sabrán ya por los artículos anteriores sobre el tema, consta de varios movimientos, como todas las demás. Y el que vamos a escuchar hoy es el segundo, un movimiento lento y, prepárense, largo, que seguro que les cautivará si lo escuchan detenida y pacientemente.