De nuevo nos vemos en sábado, y por ello, toca hablar de música clásica. El otro día, buscando vídeos de piano en internet, en ese fabuloso mundo que se llama youtube, me topé con un vídeo que no podía dejar de exponer hoy aquí. Sabrán los lectores, no más que por mis artículos de música clásica y mis comentarios acerca del tema, que el compositor que más me gusta y que siempre me ha gustado más que los demás, es Fréderick Chopin, por encima de todo el mundo romántico, y más que Mozart y Beethoven, y más que Bach. Siempre Federico, siempre sus nocturnos, siempre sus baladas, siempre los bajos de sus obras, siempre la dificultad de éstas, siempre él. Es por esto que, quizá –no llevo la cuenta–, haya más recomendaciones dentro de la sección de música clásica de obras de Chopin. Ya dije en un artículo anterior que hablar de música clásica estaría mal aquí, porque precisamente del que hablamos hoy es romántico, y no clásico –el clásico era Mozart, también por encima de todos, y Beethoven estaba aparte–. Pero tampoco podrán decirme que, aunque para gustos no haya matices, la música de Chopin sea mala. Así que, por mi gusto propio y porque mucha, mucha gente a la que le he tocado un nocturno de Chopin ha quedado muy contenta, he decidido hablarles de esta obra.