Red Hot Chili Peppers – Otherside

Buenos días, bienvenidos una semana más a nuestros Lunes Rockeros. Hemos tenido un largo paréntesis de una semana debido, como dije en el blog de literatura, a problemas en relación con trabajos personales –facultad, exámenes, trabajos varios, etc.–, pero vuelvo a estar disponible de nuevo para hablaros de música aquí y de otras cosas en otros blogs, como sabéis. Hoy os voy a hablar de un grupo que he decidido incluir en este apartado de rock, si bien no es rock duro ni nada parecido, pero ya avisé desde un principio que mis gustos en lo referente al rock no son cerrados, es más, son más bien abiertos, escogiendo grupos que cualquier rockero no incluiría en una estricta selección de rock. Así que a los rockeros que lean esto, pido perdón en caso de que resulten de alguna manera molestos. Aunque creo que este grupo gusta mucho a mucha gente.

No me alargo más en la presentación. El grupo del que os voy a hablar, aunque lo habrán visto en el título, es Red Hot Chili Peppers. Y os voy a hablar de una canción que, como muchas –la mayoría– de las que comento en estos artículos, me hace recordar, aunque vagamente, algún aspecto de mi infancia. La canción se titula Otherside.

Recuerdo las primeras sensaciones al escuchar esta canción, gracias a algún videojuego de fútbol según creo recordar. Mi hermano, al cual siempre admiré por algunas que otras razones, que siempre las hubo, era muy abierto a jugar a videojuegos de fútbol, de deporte en general. Muchos de ellos tenían canciones que realmente valen la pena, ahora que soy más mayor y pienso en las bandas sonoras de los juegos, y una de esas buenas canciones es esta que os presento hoy. Pues bien, recuerdo exactamente la sensación al escuchar la introducción de la guitarra y la voz del cantante. Una sensación en principio algo extraña, pero luego placentera, que se convirtió en un verdadero placer cada vez que se encendía la videoconsola y sonaban por los altavoces de la televisión los acordes de esa guitarra y los escapes sonoros de aquella voz. Nunca, sin embargo, supe qué quería decir la canción, nunca, ni ahora, fui lo suficientemente docto en inglés como para adivinar el mensaje basándome sólo en lo que oía, en lo que oigo. Después de esa sensación de exquisito placer al escuchar el principio de la canción, llegué incluso a tararearla y a canturrearla por la casa, en el inglés de aquellos tiempos, basado únicamente en el oído musical, que ya por entonces, supongo, empezaría a forjarse en mí. He de decir, no obstante, que nunca quise cantar nada, absolutamente nada, delante de mi familia, y que por aquellos tiempos era capaz de canturrear esa letra. Así que escuchar esta canción supone un grato recuerdo.

Pues bien, supongo que esta canción, que ya tiene su tiempo, también despertará gratos recuerdos a los que la escuchen, así que no voy a decir nada más y os voy a dejar con ella, que es, cuanto menos, buena compañía. Espero que sigan estos artículos cada lunes, pues a partir de ahora, espero, no habrá un solo lunes en el que no aparezca una nueva canción aquí.
 
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