De nuevo nos vemos en sábado, y por ello, toca hablar de música clásica. El otro día, buscando vídeos de piano en internet, en ese fabuloso mundo que se llama youtube, me topé con un vídeo que no podía dejar de exponer hoy aquí. Sabrán los lectores, no más que por mis artículos de música clásica y mis comentarios acerca del tema, que el compositor que más me gusta y que siempre me ha gustado más que los demás, es Fréderick Chopin, por encima de todo el mundo romántico, y más que Mozart y Beethoven, y más que Bach. Siempre Federico, siempre sus nocturnos, siempre sus baladas, siempre los bajos de sus obras, siempre la dificultad de éstas, siempre él. Es por esto que, quizá –no llevo la cuenta–, haya más recomendaciones dentro de la sección de música clásica de obras de Chopin. Ya dije en un artículo anterior que hablar de música clásica estaría mal aquí, porque precisamente del que hablamos hoy es romántico, y no clásico –el clásico era Mozart, también por encima de todos, y Beethoven estaba aparte–. Pero tampoco podrán decirme que, aunque para gustos no haya matices, la música de Chopin sea mala. Así que, por mi gusto propio y porque mucha, mucha gente a la que le he tocado un nocturno de Chopin ha quedado muy contenta, he decidido hablarles de esta obra.
La conocí hace cuatro años, cuando entraba en grado medio en el conservatorio, exactamente cuando conocí a un compañero de allí llamado Pedro, que ahora mismo, suerte lleve con él, está inscrito en el conservatorio de Madrid. Estaba él tocando esta obra, magnífica, y yo también la había toqueteado un poco, así que entablé conversación con él y acabó cediéndome una versión curiosa de la partitura, que, por supuesto, me estudié y la añadí a mi repertorio de entonces. Poco después, me habló de Yundi Li, del cual ya he hablado aquí en más de una ocasión, que ganó un gran premio por tocar fabulosamente las obras de Chopin y las de Liszt. Pero el otro día, buscando por internet vídeos y fijándome en el modo de ejecución de esta obra, di con otra pianista, cuyo nombre y cuya carrera –lo confieso– desconozco, pero que da al piano un sonido y una ligereza bastante interesante para mi gusto.
La Fantasía impromptu en do sostenido menor es una de las obras que siempre quise tener en mi repertorio, porque es una de las que impresionan cuando es la primera vez que te escuchan tocar el piano, y porque además me encanta el contraste entre la parte rápida y la más lenta, y me encantan los movimientos de la coda –el final–. Cuando encontré este vídeo, me quedé pasmado por la forma de tocar de esta pianista. No sé si compartirán mi opinión los entendidos del tema, quizá la suya sea totalmente opuesta a la mía, pero a mi juicio es una buena interpretación. Y si no les gusta la interpretación de la pianista –digo el nombre, aunque no la conozco. Se llama Valentina Igoshina–, espero al menos que les guste la música en sí.
Les dejo con el vídeo.
Un saludo desde mi escritorio.
Fréderick Chopin – Fantasía impromptu en do # menor
[youtube]http://es.youtube.com/watch?v=qa0Z6g1XJkU&feature=related[/youtube]
Imagen: Wikipedia.
Es bueno chopin, pero como Beethoven no hay dos en sonatas, ni hablemnos de los conciertos para piano de Ludwig, creo que comparar y poner encima uno de otro es de mal gusto, estas no son competencias y si a esas vamos Beethoven le gana por mucho… entonces hay que hacer criticas y explicar cada obra, por lo pronto me gusta de Beethoven los cuartetos opus 130, en especial el mov de cavatina y groose fuga