No preciso escribir un artículo sobre música clásica en el turno de ella, sino asemejar esta obra de arte con una ópera clásica. En efecto, se parecen. Sólo que ésta está escrita en inglés y no forman parte de una ópera propiamente dicha, sino que forman parte de la banda sonora original de una gran película: El violinista en el tejado. Tanto la película como la banda sonora es una verdadera obra de arte.
Basada en Las hijas de Tevye, una novela de un escritor ruso llamado Sholom Aleichem, la obra se representó por primera vez como un teatro en Broadway en el año 1964, y salió en la gran pantalla en 1971 de la mano de Norman Jewison. El argumento es una delicia: tanto Tevye, el lechero, como Golde, su mujer, se preocupan por casar a sus cinco hijas de la mejor manera posible, de tal modo que no vivan en la miseria, aunque ello signifique no vivir felizmente casadas con el hombre al que aman. La película en todos sus aspectos es genial, pero no me dedico precisamente a las imágenes en este momento, sino a la música.
La adaptación que hizo en su día John Williams es increíble. Tanto la música como la letra son delicias, sobre todo si se traducen: vale la pena el esfuerzo por traducir la letra y luego escuchar una y otra vez la música sabiendo qué es lo que dice el cantante en inglés. Créanme, lo he hecho y vale la pena por completo.
El vídeo que os propongo tiene los subtítulos en inglés, puesto que no he podido encontrarlos en español. Os propongo, pues, a continuación una traducción de la misma –perdónenme si en alguna parte me equivoco, mis dotes de inglés no son gran cosa–.
Do you love me?
La escena comienza cuando el marido se dispone a decirle a la mujer que el mundo en el que viven sus hijas es nuevo para ellos: es el amor –ellos se habían casado por el mismo motivo que querían casar a las hijas: por buen estado económico–. Así, la canción dice lo siguiente:
[youtube]http://es.youtube.com/watch?v=h_y9F5St4j0[/youtube]
Tevye: Golde, ¿tú me quieres?
Golde: ¿Que si qué?
T: ¿Me quieres?
G: ¿Que si te quiero?
T: ¿Bien?
G: Con los casamientos de nuestras hijas y todos estos problemas en el pueblo estás alterado, estás agotado. Entra y túmbate, quizá sea una indigestión.
T: Ah, no, Golde, estoy haciéndote una pregunta: ¿me quieres?
G: Estás loco.
T: Lo sé, pero ¿me quieres?
G: ¿Qué si te quiero?
T: ¿Bien?
G: Durante 25 años he lavado tu ropa, cocinado para ti, limpiado tu casa, te he dado hijos, ordeñado tu vaca. Después de 25 años, ¿por qué hablar ahora de amor?
T: Golde, la primera vez que te vi fue el día de nuestra boda. Tenía miedo.
G: Yo estaba asustada.
T: Yo estaba nervioso.
G: Y yo también.
T: Pero mi padre y mi madre dijeron que aprenderíamos a querernos, y ahora te estoy preguntando: ¿me quieres?
G: ¡Soy tu mujer!
T: ¡Lo sé! Pero ¿me quieres?
G: (Hablándose a sí misma) ¿Le quiero? …
T: ¿Bien?
G: He vivido con él 25 años, he luchado con él, pasado hambre con él. 25 años, mi cama es suya, si eso no es amor, ¿qué es?
T: ¡Entonces me quieres!
G: Supongo…
T: … y supongo que yo a ti también.
Ambos: No cambia nada… pero incluso así, después de 25 años es agradable saberlo.
Como ven, una escena de amor un poco incómoda, pero con buen resultado. No sé qué pensarán, a mí me parece una belleza tanto la música como la letra, así como la situación –si ven la película, me entenderán. No perderán el tiempo viéndola, por muy larga que sea–.